Estamos acostumbrados a ver los textos justificados en libros y periódicos, a justificarlos con el Word. Tienta hacerlo porque da una sensación de perfección y de seriedad. Sin embargo, justificar el texto en una web, blog o aplicación es una mala idea por varias razones.

Es menos legible

El texto justificado complica la lectura porque, al espaciar más las palabras, se generan «ríos» de blanco que pueden distraernos. También nos distrae que ese espacio entre palabras cambie en cada línea, afectando al ritmo de la lectura. Por último, la justificación hace más difícil saber por qué línea vamos: la forma irregular de un texto alineado a la izquierda nos sirve de guía.

Párrafo estrecho, en el que el justificado separa mucho las palabras. Esa separación se repite en varias líneas y forma un río

Ejemplo de ríos de blanco

Al ser menos legible, es menos accesible

Los problemas de legibilidad son aún mayores cuando quien lee es además una persona disléxica. Tanto es así que alinear texto a solo un lado es imprescindible para cumplir con las WCAG, las directrices de accesibilidad para el contenido web del World Wide Web Consortium (W3C). Se calcula que un 10% de la población es disléxica en mayor o menor grado.

Por otro lado, los ríos y los espacios cambiantes entre palabras son también un problema para quienes utilizan magnificadores de pantalla. Frente al texto justificado, el texto alineado a la izquierda permite encontrar más rápido el punto de lectura incluso tras hacer scroll.

La tecnología de partición de palabras para la web está en pañales

De acuerdo, en libros y periódicos los textos suelen estar justificados. Pero siempre que lo están, se apoyan en la partición de palabras con guiones al final de línea. Es una manera de evitar los ríos.

En la web, la tecnología de partición de palabras no está muy desarrollada. La propiedad CSS hyphens cumple este propósito, pero no funciona demasiado bien aún. Esta funcionalidad requiere de un diccionario de particiones para cada idioma, y por ahora solo el inglés funciona bien en todos los principales navegadores, y solo Firefox y en menor medida Safari cubren los principales idiomas.

Los ríos son menos apreciables cuando el ancho del texto es grande, pero también sabemos que es mucho más fácil seguir un texto cuando no supera los 75 caracteres (unas 12 palabras) por línea.

Por otro lado, más del 50% del tráfico de la web en la actualidad proviene de dispositivos móviles, donde cabe esperar un ancho de línea sensiblemente inferior y, por tanto, unos ríos más apreciables y molestos.

Es mala tipografía

Las tipografías no son solo la forma de sus caracteres, sino también los espacios entre caracteres y entre palabras, que en una buena tipografía están cuidadosamente diseñados. El justificado de texto afecta al espacio entre las palabras. Si no tienes los conocimientos tipográficos o la posibilidad técnica de cuidar al detalle la partición del texto (y esto último es prácticamente imposible en la web), no te compliques la vida y alinea el texto a la izquierda. Respetemos y disfrutemos el trabajo de quienes diseñan tipografías.

El argumento más convincente: ninguna web importante justifica los textos

¿Te parece que el texto sin justificar es «poco serio»? Fíjate bien: ningún gran medio de comunicación lo hace en su web. Ni el New York Times, ni El País, ni The Guardian, ni Le Monde. Tampoco encontrarás texto justificado en redes sociales ni en aplicaciones. WordPress, el sistema con el que funciona un tercio de las webs del mundo, eliminó en 2016 el botón de justificado de su editor. Figma mantiene la opción de justificar textos, pero bien escondidita.

Si diseñas en tu trabajo, puede que tengas que convencer de esto a otras personas. Demuéstrales que los medios que ellas consideran prestigiosos tampoco justifican sus textos en la web. Que el argumento de autoridad consiga lo que no puedan los de usabilidad.

¿Y en papel?

Aunque sea común, no, tampoco es necesario justificar textos en papel. Los problemas de arriba también se aplican a lo impreso. Es más desaconsejable cuanto más estrechas sean las líneas, en especial por debajo de 40 caracteres: incluso si tenemos un buen sistema de partición —como el de InDesign—, nos encontraremos con demasiadas palabras partidas.

Algunos periódicos alinean algunos textos a la izquierda. Gemma Navarro, una diseñadora que tuve la suerte de tener como profesora hace un tiempo, no justifica los textos de las revistas que diseña. Y son preciosas. Pruébalo, quizá te sorprenda el resultado.


Este artículo está basado en gran parte en este otro de Design for Hackers. También he usado como fuente Los elementos del estilo tipográfico, de Robert Bringhurst, quien, si bien no se opone a la justificación del texto, sí defiende que los problemas de ajuste de texto nunca deberían «dejarse en manos de las máquinas». No sé si estoy de acuerdo (¿sería excesivo utilizar inteligencia artificial para esto?), pero como mínimo pone de relieve la necesidad de mimar ese ajuste.